Es así. Lo hemos conseguido.

Nos ha costado, pero creo que hemos pulverizado el récord. Hemos conseguido, en apenas unos pocos años, que el diseño o el ser diseñador UX ya empiece a no tener ningún tipo de valor.

Nos lo hemos ganado a pulso. Gracias a no dejar claro lo que era, a usarlo como coletilla para cualquier caso. A base de utilizarlo para argumentos sin ningún tipo de valor o solidez: “eso es un mal UX”. Por culpa de haberlo vendido como la profesión del futuro que te iba a sacar de pobre y te iba a dar trabajo en la startup más cool del momento.

¿Cuántas veces te has encontrado esto últimamente?

Tras todos estos meses, finalmente terminé mi curso de diseño UX y ya puedo definirme como diseñador UX. Nota: al principio se podía leer ‘tras estos tres meses’.

Una ya es suficiente, ya lo define. Ya demuestra que el diseño UX se ha convertido en un mero atributo que la gente desea encasquetarse en su perfil de Linkedin. Está (estaba) de moda. Y como todas las modas, pasan.


Otro ejemplo: hace una semana asistí a la presentación del nuevo software de diseño de inVision. Allí, como era de esperar, nos reunimos varios diseñadores. UX en su mayoría. Entablé conversación con un par de ellos que resultó que trabajan para una agencia. Siempre he pensado que una agencia de UX no tiene sentido, así que me aventuré a preguntarles mis dudas.

Además de intentar conocer su flujo de trabajo (el cual era bastante monótono y pésimo), quise saber cómo sabían si ellos estaban entregando una buena experiencia de usuario a un cliente. Les planteé el siguiente supuesto:

Digamos que un cliente decide rediseñar su página web con la finalidad de incrementar conversión (creación de cuentas). Tras tu flujo de trabajo, decides que la web está lista. Se la entregáis al cliente, que queda muy satisfecho, y paga. La pregunta sería: ¿cómo sabéis si vuestro diseño ha incrementado la conversión o la ha empeorado?¿Tenéis alguna manera de seguir el diseño que proporcionáis para saber si, de verdad, ha funcionado?

Ambos se miraron. Me miraron. Se encogieron de hombros con cara de si les hubiese hablado en chino.

Unos diseñadores que decían trabajar la UX nunca se habían planteado el mantener un seguimiento de su trabajo. Nunca habían tenido al usuario en mente. Nunca se habían parado a pensar que podrían no estar haciendo bien su trabajo.


Cuando me ha tocado entrevistar a posibles candidatos a diseñador UX siempre he hecho la misma pregunta: ¿qué es diseño UX y qué es ser diseñador UX?

Las respuestas siempre apuntaban en la misma dirección: diseño UX es hacer que un producto sea intuitivo y fácil de usar por el usuario y, diseñador UX, es aquel que por medio de wireframes, tests, etc. hace que esto sea posible.

Buff! Qué pereza.

Esa habría sido mi definición hace años. Hace años. Ahora ya no.

Diseño UX ha sido tan malusado y abusado, que ha perdido coherencia, definición, sentido. La gente empieza a confundirlo, a malinterpretarlo y a infravalorarlo. Y esto nos va a empezar a afectar pronto si nos somos capaces de remediarlo.


Gracias por leer esta pequeña reflexión.